El Don que el Espíritu Santo regaló a la comunidad Predicadoras de Cristo y María

 
JESUCRISTO COMO EL ÚNICO SEÑOR EN SUS VIDAS—

Nuestra espiritualidad es definida como Cristo-céntrica, Mariana y Renovada en el Espíritu Santo.


 

Cada Instituto Religioso encarna su particular carisma por la profundización y vivencia de un misterio particular de la vida de Jesucristo. El Don que el Espíritu Santo regaló a la comunidad Predicadoras de Cristo y María para la Iglesia es la profundización y contemplación de Jesús predicador itinerante. Por lo tanto, nuestro carisma es definido como el seguimiento de Jesús Predicador itinerante para que Él sea conocido, amado y servido en todas las naciones. Nuestro fin es predicar el Evangelio para que todos acepten a Jesucristo como el único Señor de sus vidas, vivan plenamente los compromisos de su Bautismo y se comprometan con la obra evangelizadora de la Iglesia.

La Espiritualidad que nos mueve a vivir diariamente nuestro carisma es la contemplación de Jesucristo en la cruz y en la Santa Eucaristía, la confianza tierna y amorosa en nuestra Madre Santísima, la Virgen María, y la amistad profunda con el Espíritu Santo. Por lo tanto, nuestra espiritualidad es definida como Cristo-céntrica, Mariana y Renovada en el Espíritu Santo. De la misma manera, las Predicadoras de Cristo y María tomamos la vida y obra de Santa Teresa de Ávila como la fuente de espiritualidad que inspira y enriquece nuestro seguimiento de Jesús como mujeres religiosas consagradas.






PARA UNA PROFESIÓN

"¡Oh casamiento sagrado!
Que el Rey de la Majestad,
haya sido el desposado.
¡Oh qué venturosa suerte,
os estaba aparejada,
que os quiere Dios por amada,
y haos ganado con su muerte!
En servirle estad muy fuerte,
pues que lo habéis profesado,
que el Rey de la Majestad,
es ya vuestro desposado".
Santa Teresa de Ávila


Sisters PCM


"Contemplación de Jesucristo en
la Santa Eucaristía"